jueves, 23 de octubre de 2008

Soneto de Jorge Luis Borges

El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa
De la eterna escritura indescifrable
Cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
De su casa, ya ha vuelto. Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres, la ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro,
Pero en algún recodo de tu encierro,
Puede haber una Luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha,
Pero en las grietas esta Dios, que acecha.
Extracto del libro I Ching (Prólogo), de Richard Wilhelm.

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