
Agazapada en lo mas profundo del inconsciente, esquiva, elusiva, la sombra acecha. Es posible que sin el conocimiento de que existe, a través de la teoría de la sombra y de las proyecciones, nos veríamos imposibilitados de integrarla en la conciencia y nutrirnos de su energía. El conocimiento de la sombra abre inmensas posibilidades para el trabajo interior y en las relaciones de convivencia.
El deseo de agradar, la necesidad de aprobación, el miedo a ser rechazado, hicieron que mostrásemos nuestra parte aceptable y ocultáramos grandes pedazos de nosotros mismos. Así, la amabilidad, la corrección, primaron en nuestra conducta en desmedro de la "otra parte", que supusimos indigna. Lo que la sociedad en que crecimos convalidaba como correcto, que en Occidente podría llamarse, obediencia, dulzura, buenos modales, perdieron su otra cara en el escondite: agresividad, autodeterminación, afirmación. Repetida a través de los siglos, patética, la historia de la sombra puede ser contada sucintamente [...]
El sustrato energético de la sombra posee una fuerza tremenda. El trabajo con la sombra consiste entonces en reapropiarse de todo ese material e incluirlo en el yo consciente.
Integra tu sombra.
Conviértete en un ser completo.
El trabajo honesto con la sombra, desde lo individual, arroja una luz de esperanza de curación sobre la neurosis colectiva. Se trata, ni mas ni menos, de que cada individuo se haga cargo de sus emociones, las integre en su Sí mismo y, al dejar de enajenarlas, libere al entorno de cargas inútiles e ilusorias.
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En este tema musical de Nightwish, "El Fantasma de la Ópera" se lee metafóricamente el arquetipo de la sombra Jungiano.
"En todas tus fantasías, Siempre lo has conocido, Ese hombre y ese misterio..., ...Estaban ambos en tí, Y en ese laberinto, Donde la noche es ciega, El fantasma de la Ópera está aquí, Dentro de tu mente."