
Como metáfora de lo humano, cabe a cada uno hacer que ese potencial de ser Árbol, se haga realidad. Si nos relacionamos con el mundo y las personas con autenticidad, equilibrando la piedad con la firmeza, y la humildad con la persistencia, seremos guiados por la inteligencia y la sabiduría, para unir lo Humano y lo Divino.
Seamos como Árboles!